El whisky me aclara la boca, matiza mis sabores, los esculpe en formas imposibles cual genio daliniano.
Me abrasa la garganta, me tiemblan las manos apestando entre humo y sudor, se mezcla con mi interior. Apuro la copa , este día sabe a tristeza y decepción.
Pido otra copa, joven perdedor, tus lágrimas saben a alcohol, tu aliento huele a desdicha.
El hielo se derrite, mis parpados van cayendo, la oscuridad me ataca en mitad de bruscas sacudidas de recuerdos.
Y una voz me dice- pareces borracho.
Agarro mi rota tabla de naufrago volviendo a mi copa.
Que ironía, ahogar las penas en la bebida y que estas siempre salgan a la deriva.
Que ironía , celebrar el día en que la felicidad, dejo de ser tal.
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